dijous, 16 d’octubre del 2008

Italo Calvino

BIOGRAFIA


Italo Calvino nació en Santiago de las Vegas cerca de La Habana en Cuba, donde trabajaba su padre Mario, agrónomo, quien dirigía una estación experimental de agronomía. Su madre, Evelina Mameli, oriunda de Cerdeña, se había licenciado en ciencias naturales.En 1925, sin embargo, volvieron a San Remo donde, dos años después, nació su segundo hijo, Floriano, quien más tarde llegaría a ser un geólogo de fama internacional, además de docente universitario.

Durante su infancia, Calvino recibió una educación laica y antifascista, de acuerdo con la actitud de sus padres que se proclamaban librepensadores. Fue a la escuela infantil St. George College. Después, durante la elemental, a la Scuole Valdesi, e hizo la secundaria en el regio Ginnasio-Liceo G.D. Cassini. Tras ello, se matriculó en la facultad de agronomía de la Universidad de Turín, donde su padre enseñaba agricultura tropical.Una vez acabada la guerra, se mudó a Turín, donde colaboró en unos cuantos periódicos, se matriculó en Letras (se graduaría con una tesis sobre Joseph Conrad) y se afilió al Partido Comunista Italiano (PCI). Fue durante este período de su vida que entró en contacto con Cesare Pavese, quien hizo que fuese contratado por la editorial Einaudil, donde ya trabajaba Elio Vittorini.


BARON RAMPANTE


Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cósimo Piovasco de Rondó, mi hermano, se sentó
por última vez entre nosotros. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor
de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las espesas ramas de la gran
encina del parque. Era mediodía, y nuestra familia por tradición se sentaba a la mesa a
aquella hora, a pesar de estar ya difundida entre los nobles la moda, procedente de la
poco madrugadora Corte de Francia, de comer a media tarde. Recuerdo que soplaba
viento del mar y las hojas se movían. Cósimo dijo: «¡He dicho que no quiero y no quiero!»,
y rechazó el plato de caracoles. Nunca se había visto una desobediencia tan grave.
En la cabecera estaba el barón Arminio Piovasco de Rondó, nuestro padre, con peluca
sobre las orejas a lo Luis XIV, anticuada como tantas cosas suyas. Entre mi hermano y yo
se sentaba el abate Fauchelafleur, limosnero de nuestra familia y preceptor de nosotros
dos. Delante teníamos a la generala Corradina de Rondó, nuestra madre, y a nuestra
hermana Battista, monja doméstica. En el otro extremo de la mesa, frente a nuestro
padre, se sentaba, vestido a la turca, el caballero abogado Enea Silvio Carrega,
administrador e hidráulico de nuestras haciendas, y tío natural nuestro, como hermano
ilegítimo de nuestro padre.